¡Hooolaaaa! Bienvenidos de nuevo a Sabermetría by Jochy Rodríguez por el Portal de Garra Azul. En nuestra última entrega, compartimos sobre el porqué las analíticas habían cambiado el AVG por el OBP. Esta semana seguiremos la misma línea, pero tocaremos el tema de la relevancia de las victorias y derrotas para medir a un lanzador. Definitivamente otro tema que levanta pasiones entre la “vieja” generación y los que abogan por una nueva visión de entender el juego.
Así como hicimos con la ofensiva trataremos de definir la función básica de un lanzador y es evitar carreras. En esta tarea, que es una responsabilidad de toda la defensa, no podemos pasar por alto que el lanzador es el principal actor en este esfuerzo. Esta idea puede quizás darnos un poco de luz del porqué fue una tendencia tratar de medir el desempeño de los lanzadores a través de su récord de ganados y perdidos.
Por mucho tiempo, quizás desde su principio, una parte importante para calificar una temporada de un lanzador era el récord de ganados y perdidos. Argumento que viene perdiendo fuerza a medida que las estadísticas de nueva generación presentan evidencias claras que nada está más lejos de la verdad. Si bien es cierto que un buen año puede venir acompañado de un buen récord, lo más acorde a la realidad es que una buena temporada no necesariamente signifique buen récord. Veamos.
En el rol de la prevención de carreras podríamos identificar dos categorías. La primera es los eventos del juego donde el lanzador tiene control casi en su totalidad y la segunda donde el rol de la defensa toma un rol importante. La primera tendría aspectos como ponches, base por bolas, golpeados y jonrones, tocaremos estos aspectos en una próxima entrega, y los aspectos de la segunda tendría las bolas en juego donde la defensa toma rol relevante.
Veamos el siguiente ejemplo:
Lanzador A:
Jair Jurrjens (1-0) GS: 2 IP: 11 2/3 H: 7 AVG: .175 R: 1 ER: 0 BB: 4 SO: 5 WHIP: 0.94 ERA: 0.00
Lanzador B:
Lisalverto Bonilla (1-0) GS: 2 IP: 11 1/3 H: 8 AVG: .195 R: 5 ER: 5 BB: 1 SO: 6 WHIP: 0.79 ERA: 3.97
Tenemos un ejemplo del desempeño de dos lanzadores de los Tigres del Licey en la final del 2017-2018. De entrada, podemos ver que ambos lanzadores abriendo dos juegos cada uno en la final y que ambos tienen el mismo récord. Si nos detenemos ahí podríamos decir que tuvieron un desempeño parecido, pero nada más lejos de la verdad. Cuando analizamos validamos rápidamente que el lanzador A tuvo un promedio de carrera limpias por cada 9 entradas (ERA) de 0.00 y el lanzado B una ERA de 3.97. Detengámonos en el caso del lanzador B, este lanzador registró dos salidas muy parecidas una de 6 IP 2 ER y otra de 5 1/3 3 ER donde gano una y salió sin decisión de la otra.
Aquí entramos en una realidad que todavía nos da mas fuerza para validar que las victorias y las derrotas no deben ser un parámetro para elegir y es que aparte de los aspectos que un lanzador tiene mucha responsabilidad y los aspectos de la defensa hay otro factor a tomar en cuenta y este es la ofensiva. En lanzador B del ejemplo corrió con apoyo ofensivo en una de las salidas y en otra no. Entonces, ¿qué usar? ¿ERA, WHIP u otra? De esto hablaremos mas adelante. Esto fue todo por hoy, recuerden ante cualquier duda no duden en ponerse en contacto vía las redes.
Se despide,
Jochy Rodriguez
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